martes, 1 de marzo de 2011

CANALIZACIÓN SOBRE LA ENFERMEDAD


La enfermedad es el lenguaje que utiliza el alma para hacerte ver que algo no va bien.

 Dios nos dotó de un cuerpo físico como instrumento canalizador de las señales del ese alma, de ese modo tus ojos y sensaciones humanas hacen visible aquello que como seres terrenales no podríamos apreciar.

La luz en su recorrido se ensombrece ante los obstáculos. Del mismo modo, en tu camino aparecen  dificultades, miedos, dolores, inquietudes... para poder mirar de frente y escuchar lo que te cuesta oir.

Tu cuerpo es el templo sagrado del espíritu, que sirve de vehículo y de intérprete al lenguaje divino .
Cuando algo en tu cuerpo no funciona bien (y que al modo humano llamas enfermedad), para tu ritmo, mira ese daño y ese dolor de frente y pregúntale: "¿para qué me estás hablando?¿cuál es tu mensaje?".

Dios es amor y jamás haría daño a un hijo suyo, pero tiene que hacerse oir y tu cuerpo es el instrumento . Bendito cuerpo.

Esa es la razón por la que algunas personas que llevan una vida sana desarrollan una enfermedad: el orígen no es el cuerpo, sino el alma.

Cuída todo tu ser como uno. Ocuparse solo del cuerpo sin tener en cuenta tus emociones es un error que no permite permanecer en la salud mucho tiempo.

Los días que pasas nutriendo tu alma son días que elevan tu vibración y previenen las enfermedades .

Bendita enfermedad que con su lenguaje nos ayuda a entender lo que densamente se produce en el alma.

Gozar es salud.

Un cuerpo en vías de sanación es aquel que empieza a escuchar todas las señales de descanso, de vida sana, de proteger sus energías.

Da lo mejor de tí primero a tí mismo y luego a los demás. De ese modo todo lo que suceda en el cuerpo será salud y lozanía.

Mira a los ojos a cada enfermedad y escucha sus mensajes.

Los hospitales, en muchas ocasiones, son lugares donde nos separan del ser al acallar su voz.

La enfermedad es un camino de aprendizaje. Mira de frente y escucha todo lo que tu cuerpo tiene que decirte.

Abre tus sentidos y siéntete en paz.

Para, frena, disfruta a cada instante sintiendo la belleza del Universo e intégrate con el cosmos. Tu cuerpo reflejará salud instantáneamente.

No tengas miedo. Haz lo que tengas que hacerle a tu cuerpo pero háblale con amor; da las gracias a todo lo que allí sucede, a todo el acercamiento a tu verdadera esencia que supone cada enfermedad.

Siéntate junto a tu enfermedad, dialoga con ella. Hay mucha sabiduría en sus palabras.
Sólo hay que querer escuchar.

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