lunes, 28 de marzo de 2011

CANALIZACIÓN SOBRE EL AMOR INCONDICIONAL


Es el amor puro y verdadero, el que no exige, el que da por el único placer de dar.


La polaridad ha de existir: dar y recibir es necesario para el íntegro equilibrio de tu ser. Lo importante  al dar es no esperar nada a cambio y aceptar cuando, por ley natural, quieren venir a tí dones y bendiciones.
 


Soy merecedor/a de todo lo bueno que el Universo me quiera dar porque soy sagrado/a , soy parte de Dios.
Para que lleguen a mi vida las bendiciones tengo que aceptar y abrir mi corazón, sentirme digno/a de todo lo bueno que hay en mí. Es el reflejo del amor incondicional que Dios me tiene. Cuando dentro de mí existe la creencia de que no merezco bendiciones en mi vida es cuando cierro la puerta y no dejo entrar a lo divino que el universo me tiene preparado por el hecho de existir, por ser una criatura de Dios.


El amor incondicional empieza por mí mismo/a. No podré amar a los demás si primero no me amo. Podré ser transmisor de  cosas sagradas si primero  las acepto para mí creyéndome merecedor de todo lo que puedo obtener.


Si me amo incondicionalmente a mí mismo/a ya estaré amando incondicionalmente a los demás, ya que reflejaré eso que llevo dentro de mí.


Siempre proyectamos en el otro lo que llevamos dentro, siempre vemos en el otro lo que yo mismo tengo y soy. Si estoy repleto de amor es lo que veré en los demás porque me hacen de espejo.


Ámate y amarás; ámate y te amarán. Es el círculo mágico de la vida que se retroalimenta una y otra vez.
Amar es poner límites al otro y proteger mi integridad; amarme es elegir lo mejor para mí respetando mis límites físicos, mentales y emocionales; Amar es fundirme con el cosmos como criatura divina para reconocer y hacer mía todas sus bendiciones.


El mundo que te rodea sólo es una proyección de lo que tienes dentro de tí.
Cultiva en tí el amor y deja a los demás ser como quieran o puedan ser en cada momento.


Tu cuerpo es el instrumento sagrado, el templo donde habita tu verdadero ser. El cuerpo se expresa con el lenguaje divino. Tus dolencias o enfermedades te avisan  de que algo te está alejando del camino del amor incondicional.

Mira en tí; no trates de culpabilizar a tus compañeros de camino proque ellos sólo son portadores de los espejos en los que tú te miras.
Céntrate en tí, en ser feliz, en nutrirte, en tratarte como un ser sagrado y de ahí emanará un manantial de amor inagotable en el que los demás beberán como agua pura y cristalina, como agua que quita la sed y revitaliza cada una de las células de su cuerpo.

Tú eres lo primero. Conéctate contigo misma/o. Después hazte consciente y escucha tu cuerpo; él te indicará hasta donde puedes dar de tí a los demás. Sobrepasar ese límite no es amor incondicional: en su nombre, revestido de ropajes rosas, subyace el desprecio y rechazo hacia mí mismo/a.

Para, obsérvate. Pon conciencia en tu vida ya que sin ella no puede existir el amor.

Abrázate; reconoce lo sagrado que hay en tí; elige tu camino; comprende que ayudas a los demás si te ayudas a tí mismo/a; estás en el amor incondicional hacia los demás si lo sientes intensamente hacia tí mismo/a.

El manantial de agua no puede emanar de la roca si está vacío.

Dios es amor y tú eres reflejo de ese amor. Para manifestarlo en tu vida mira dentro de tí los inmensos dones que Dios te regaló para tu existencia. Todas tus experiencias difíciles son llaves para poder abrir esa maravilla interior repleta de regalos.

Dios no habla en palabras humana: utiliza como lenguaje facilitarte experiencias para que puedas comprender por tí mismo/a la gracia divina; para que puedas proyectarte hacia lo más elevado en este plano; para que elimines de tu vida aquello que te separa del gozo , del disfrute y de la alegría que son las manifestaciones de que Dios está en tí con su amor incondicional y refleja que tú eres portador de ese amor.

Canalizado por Samara Corazón rojo

1 comentario: