martes, 1 de marzo de 2011

CANALIZACIÓN SOBRE EL INVIERNO INTERIOR



La noche y el día, la luz y la oscuridad, el invierno y el verano. Todo es perfecto. Todo es cíclico. Todo es necesario.


Al igual que os alegráis en la luz dad gracias cuando transitáis la oscuridad. Es la oportunidad que brinda el cielo para un nuevo amanecer, para un nuevo despertar.


 Mirad fuera de vosotros , observad la naturaleza y todas las respuestas os son dadas, todo es entendido.
  

Todo se renueva en la naturaleza: hojas que se caen, nieve que vuelve a ser agua , la luna que emerge tras un ciclo de oscuridad, el árbol que es testigo silente de lo que ocurre a su alrededor y crece en su silencio infinito.  


Así es vuestro interior: cambiante como la naturaleza, mágico como el ciclo de la vida con días y noches.


En vuestra oscuridad invernal interior siempre hay que dar gracias, porque es en el silencio del descanso, del invierno, donde se genera el potencial infinito de la semilla que llegará a ser árbol.


Permitíos sentir todas las sensaciones de vuestro invierno.


El árbol no se resiste a que se caigan sus hojas. Del mismo modo agradeced la renovación que vuestra esencia cíclica os permite tener. Los frutos han de caer, el árbol ha de renovarse.


Lo que se estanca se pudre. No hay nada más hermoso que el agua que discurre en su camino hacia el mar sin pararse porque hayan piedras en su cauce.Adopta y amolda su forma para seguir circulando.


Mirad al cielo infinito de estrellas y veréis reflejado vuestro potencial sin límites. Observad como se ve mejor el infinito cuando la oscuridad viene tras el día. Hay infinitos puntos luminosos en forma de estrellas que simbolizan que hay infinitas posibilidades en vuestras vidas. El hombre ha sido capaz de llegar a esos astros. Al igual en vuestro interior: vuestra oscuridad está plagada de estrellas luminosas que son el potencial  que vais a alcanzar cuando llegue la primavera, cuando nazcan las flores.

Siempre dad gracias.

El día es hermoso y la noche es mágica; el sol brilla y te da vida hoy; la luna te muestra que todo es cíclico, que todo nace y renace. No hay nada que temer. Cuando la luna es oscura no significa que ya no hay más luna, significa que tras ella resurge hermosa y en su plenitud, con todo su brillo.

La naturaleza y el cosmos te ofrecen la oportunidad de la renovación.


Sed como el agua que fluya hacia el mar incansable entre las piedras de su cauce. Sed como el árbol que deja caer sus hojas y por ello no deja de crecer y elevarse hacia el cielo en su ciclo un poco más. Sed como el sol que alumbra su día y alimenta de dones todo tu ser; sed como la luna, cuyos ciclos se repiten incansablemente hasta la eternidad sin perder en ningún momento su magia.


Entender la naturaleza es entender tu esencia.


La gracia divina te da la oportunidad de desechar siempre en tus ciclos todo lo que ya te es inservible.


El árbol en cada renovación está más cerca del cielo. Así es vuestra alma.

Nutríos cuando estáis en plenitud, cuando el verano esté en todo su auge; de este modo los inviernos serán menos crudos y los afrontaréis con reservas.


No estáis solos, la luna y las estrellas os acompañan.


Cuando sintáis el vacío interior, la desolación del crudo invierno, mirad hacia el cielo y sentid el tililar de las estrellas que os indican que la luz existe , que todo forma parte de la magia de la vida.


Dios os ama tanto que os permite renovar vuestros ropajes ya desfasados y luzcáis el esplendor de la renovación, de la revitalización, del que comienza a cada instante una nueva aventura.


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